La tecnología al servicio del conductor
La #tecnologia se ha puesto al servicio de la automoción para convertir la experiencia de conducir en algo seguro. Los #sistemas avanzados de ayuda a la conducción (ADAS por sus siglas en inglés) son elementos que permiten mejorar la seguridad del vehículo, tanto de cara a sus ocupantes como al resto de usuarios de la vía. A través de sensores y cámaras, los ADAS observan el entorno, son capaces de reaccionar a una situación de peligro mucho antes de que lo haga el conductor.
Los ADAS serán obligatorios a partir del próximo mes de julio en los nuevos autos, pero en la actualidad muchos coches ya los llevan equipados de serie. El sistema de frenado autónomo de emergencia, el mantenimiento activo de carril o la detección de vehículos en ángulo muerto son algunos de los ADAS más comunes.
Más allá de estos protocolos de asistencia a la conducción que, según la Dirección General de Tráfico (DGT), permiten reducir el riesgo de siniestro en un 57%, existen otros elementos tecnológicos diseñados para mejorar la seguridad vial. Son sistemas que conectan los vehículos con los semáforos y los paneles informativos a través de la nube mediante tecnología celular.
El ejemplo más reciente sobre la conectividad entre las infraestructuras viales y el coche nos llega a través de Ford. La compañía estadounidense está probando en Alemania una tecnología en semáforos conectados para despejar el tráfico ante la llegada de ambulancias, camiones de bomberos y vehículos de la policía, ya que podrían ponerse en verde para facilitar su circulación. De este modo se reduciría también el riesgo de accidente que causan los transportes de emergencia al saltarse los semáforos en rojo, a pesar de que tienen prioridad de paso.
La conexión coche-semáforos que #Ford está probando en Aachen ya está implementada por Audi en algunos cruces con regulación semafórica de Düsseldorf. La marca de los cuatro aros ha diseñado un sistema de información de semáforos para aumentar la eficiencia, la comodidad y la seguridad en las carreteras. Este método tiene una doble vertiente. Por un lado, calcula la velocidad ideal para obtener la ola verde, por el otro ofrece una cuenta atrás para mostrar al conductor los segundos que faltan para que el semáforo se ponga en verde. Esta doble función permite reducir el consumo de combustible en un 15%.
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